sábado, 10 de abril de 2010

Encuentro en la Estación Retiro

Antonieta había llegado hasta la estación Retiro en Buenos Aires, gracias a una pareja de chilenos que la habían recogido en una carretera. Cuando se bajó del carro y después de dar las gracias Antonieta sintió el cansancio de los tres meses que llevaba viajando, agotada decidió entrar a la estación para comer algo. Compró un sándwich “roast-beef” y una coca-cola en un puesto de comidas rápidas. Miró donde podía sentarse a comérselo y solo halló una silla medio vacía, se sentó junto al hombre de unos cuarenta y pico de años, que parecía no haber advertido la presencia de Antonieta junto a él, pues miraba con mucha atención el movimiento de la estación que estaba repleta. Antonieta intrigada sobre lo que él otro miraba, decidió ver lo mismo que miraba el viejo, pero cuando le miraba los ojos, para ver hacía que lado estaban, las pupilas del viejo se movían y ponían la mirada en un lugar diferente, parecía como si buscara a alguien, pues no dejaba la mirada quieta en ningún punto, Antonieta sintió pesar del hombre y le dijo

-¿A quién busca? ¿Puedo ayudarlo? Cuatro ojos ven más que dos.

-Historias

-¿Así se llama la señora?

El viejo se hecho a reír a carcajadas y respondió

-Hace mucho no me hacían reír así. Ya se me estaba olvidando la ingenuidad de los jóvenes

Antonieta sintió rabia al sentir que el viejo se burlaba de ella y le respondió

-Pues yo no soy de acá y puede que por estos lados alguien se llame así

El viejo se quedó pensando, ya no miraba para el frente, miraba hacía el piso y dijo

-Si yo hubiera tenido una hija le hubiera puesto así. ¿De donde eres?

-De Colombia, de Cali

-¿Y qué te trae hasta Buenos Aires?

-Una historia

-¿Tuya?

-Toda

-¿Y por donde va?

-En el nudo

-¿Ya lo estas terminando de desatar?

-Apenas está comenzando

-Niña estas en la peor parte

-No todavía no he llegado a ella

-¿Cómo sabes que va a ser la peor parte?

-Porque la estoy buscando

Antonieta miró al viejo que había dejado de mirar el espacio de la estación para mirarla a ella, el viejo extendió la mano

-Mucho gusto soy Gabriel

Antonieta se quedó mirando la mano, la tomó y dijo

-Mucho gusto soy Antonieta

Luego lamió la mano de Gabriel y antes de que Gabriel pudiera decir algo o hacer algún gesto, Antonieta le preguntó

-¿Es usted pescador?

-Pero si me he lavado bien las manos

-Sí, las manos las tiene muy limpias, pero no dejan de saber a lo que es usted

-¿Por qué me has lamido?

-Perdón yo se que es incomodo, pero no puedo dejar de hacerlo

-Es extraño, pero todo tiene un porque

-Esta razón carece de dos sentidos

-¿Cuáles?

-El tacto y el olfato

Gabriel no sabía que responder, no había entendido lo que le había dicho Antonieta. Antonieta ante el silencio de Gabriel dijo

-Yo no tengo esos dos sentidos, no siento, no huelo

-¿Y todavía estas buscando el nudo de tu historia?

-Uno se acostumbra a vivir así, ¿Cómo voy a saber lo que es sentir o lo que es oler si nunca lo tuve?

-¿Qué más te falta en la vida?

-Creía que no tenía padre, pero hace tres meses me di cuenta que lo tengo y que vive acá

-Eso es lo que estas buscando

-Ese es el nudo de mi historia

-¿Y cómo es el inicio?

-¿Tiene tiempo? Yo con un café y una buena posición en esta silla puedo contarle la historia de mi vida.

-Todo el que quieras tomarte.

2 comentarios:

  1. Bien Claudia, como para matarte que le llames viejo a un tipo de 45, tu profesora tiene 45, ja. Me gusta mucho el diálogo, lo del nudo, lo que le dice, la confusión con llamarse historias. Hay que corregir algunas cosas, pero podría funcionar muy bien.

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  2. Bien Claudia, como para matarte aquéllo de viejo porque tiene 45 años, tu profe tiene 45, igual, ja. Hay que hacer unos pocos ajustes, pero es muy interesante el diálogo que haces entre los personajes, lo del nudo y el desenlace, y la confusión con Historias.

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