viernes, 19 de marzo de 2010

Una dama que no siempre fue tan perfecta

Para Antonieta no había ser más perfecto en el mundo que su madre, la admiraba por su educación y elegancia. Clementina era una mujer muy glamorosa, parecía haber sido la niña consentida e impecable de la nonna. Parecía que la hubieran criado en el mejor colegio de Cali y bajo las mejores normas de comportamiento. Le impresionaba a Antonieta que su madre para todo tuviera un protocolo, a veces le molestaba, porque sentía que era demasiado, pero a veces soñaba con ser igual que su madre y saber siempre que ponerse y saber que decir y dar los mejores consejos y arreglar la mesa de forma que quedara perfecta para cada ocasión y saber como comportarse en todos los lugares, pero Antonieta se conformaba con mirar todos los días a su madre después de salir del baño, pararse frente al closet y decir en voz alta lo que tenía que hacer en el día, para así mismo escoger lo que tenía que ponerse. Antonieta se sentía delirar con el comportamiento de su madre, unas veces porque no la soportaba y otras veces porque quería ser como doña Clementina. Pero había un episodio de su madre que Antonieta deseaba no haber descubierto nunca, eran tantas las fuerzas que hacía para olvidarse de ese día que lo único que hacía era recordarlo más y más y no poder sacarlo de su cabeza. Había pasado ya mucho tiempo desde que Antonieta había decidido perdonar a su madre, pero el recuerdo de la impresión que le causó saber que su madre no siempre había sido una perfecta dama, no la dejaba vivir en paz. Antonieta quería borrar de su cabeza que su madre un día había sido dama de compañía en lugar de dama perfecta. 

1 comentario:

  1. Ahí está resuelto su secreto, revisa http://escaleradepalabras.blogspot.com/ y espero te enredes un poco con lo que hay por allí para Antonieta.

    ResponderEliminar